jueves, 8 de diciembre de 2011

Cuando lo común abunda...-->SISLEY

Sisley es probablemente la marca de moda que más se obsesiona con ella misma, y tal es así que de esa forma lo muestra en sus campañas. Porque, muchas veces es mejor arriesgar y conseguir buenos resultados o quizás fallidos que quedarte ahí…en mitad de la nada, porque en marketing ese estado no existe, hay que ser de los buenos y dentro de estos, de los mejores.


                                         


Y es que la marca italiana no se anda con rodeos, es recurrente con sus provocaciones en las campañas publicitarias. Esto se debe, a que es un sector muy frecuentado y en él hay tantas marcas como personas en el mundo, y su obligación (porque ya ni siquiera es su deber) es destacar.

¿Cómo lo hacen?
Primero, cuentan con una cartera de productos vasta de moda de hombre y mujer así como de accesorios diversos.
Se encuentran en muchos países del globo terráqueo y abarcan a un segmento de la población muy distinguido, digamos la capa alta de la sociedad.
Intentan crear una imagen de ellos mismos exclusiva, y sí que lo consiguen, tanto por el material de sus productos, diseño o confort de los mismos.
Por último, “el toque” lo dan sus anuncios.
Si pruebas a mezclar estos aspectos anteriormente descritos, probablemente obtengas la receta de un buen marketing. Pero vamos a dejar de un lado lo genérico y vamos a centrarnos en su campaña:
Y como una imagen vale más que mil palabras..

                                         

Emborracharte de moda, esa es la idea.

Este es el juego en el que se han metido, la gente se sorprende por sus anuncios, porque pueden herir la sensibilidad, porque son desagradables o porque simplemente no son “normales”.  Pero, ¿No es eso lo que queremos conseguir?
Calificar un anuncio o una campaña como buena o mala es demasiado relativo, subjetivo. Así que, a la hora de analizarlo hay que pensar en la sensación que se tiene de esa marca, los sentimientos que hayan despertado (tanto buenos como malos) ambos son válidos porque si retienes en la memoria una marca, cuando la vuelvas a ver, te pararás a mirar, o te quedarás pensando si comprar o no.

También hay que considerar, por supuesto, el cambio de percepción que se tiene de esa marca después de haber visto la campaña: "sigo pensando lo mismo", "me ha sorprendido", "no podría comprar ninguno de sus productos", "¡Cómo mola, quiero uno de esos!"…etc

Las empresas no son tontas, saben que si apuestan por una imagen agresiva o de carácter, van a discriminar a la parte de la sociedad que no es tan atrevida. Digamos que quieren tener una imagen vip, de un club, en el que entren sólo algunos. Otra cosa es cierta, desechan a consumidores pero a la vez fidelizan a otros.  Fidelizar no es vender esporádicamente, sino tener una clientela fija, un amante que no te va a dejar así como así…




 ¿Denuncias? Eso parece no importar, la gente puede sentirse incómoda y recurrir a penalizaciones hacia la marca, que no son favorables para la misma, pero, ¿ Qué importa? No podemos ser mediocres, o todo o nada, si arriesgamos es al máximo y hasta el final.

Y al fin y al cabo, deshinibirse es lo que más le cuesta al ser humano, gracias a campañas de este tipo podemos relajarnos y decir ¿Por qué no?... 

¿La clave del éxito? Siembran lo que cultivan, no sólo en la producción sino también en el posicionamiento tan trabajado que han logrado. 
                                            
Así que, si estás pensando en hacer un campaña publicitaria, no te pares, mira a tu alrededor y despierta sextos sentidos.


                                                         ¡Hasta otra, fashion junkies!

                                                        MARÍA PEÑA BOTE 3º C 


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